11 de febrero de 2009

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Mesías Yehushua” (Efesios 5:20)



Dar gracias por todo y por todas las cosas. Es fácil dar gracias a Dios por los tiempos buenos. ¿Qué tal si le agradecemos los tiempos malos también? Todos nosotros hemos enfrentado momentos difíciles en nuestra vida: la pérdida de un ser querido; la quiebra económica; la pérdida del empleo; pérdida de la salud; etc. Podemos ser negativos cuando pensamos en estas pérdidas. Verdaderamente Dios tiene toda nuestra vida trazada desde el comienzo. Cada circunstancia por la que pasamos, está diseñada para nuestro crecimiento espiritual. Cada uno de nuestros sufrimientos, está diseñado para moldearnos y hacernos la persona que Dios quiere que seamos. Cuando pensamos en nuestros hermanos y hermanas en el Señor, y aún en nosotros mismos, deberíamos tener la siguiente actitud: “Se paciente conmigo; Dios aún no ha terminado su obra en mí”.

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