27 de abril de 2009

Dios te habla… (parte 10)



Yo rompo las cadenas de la ignorancia y el prejuicio que te mantienen esclavizado, yo libero tu consciencia de todo temor, eres libre de los errores y de las fallas del pasado. Nada puede limitarte y nada puede privarte de mi libertad, mi naturaleza es ser libre. Toda condición que tienda a limitarte se disuelve en la nada porque yo remuevo todo aquello que vaya en contra de mi naturaleza. Mora en la profundidad de mi amor y la paz de Cristo estará contigo.

Mis ojos velan por ti en todo momento, incluyendo aquellos días en que estas confundido, los días en que estás enfermo y sufres dolor y los días de angustia o cuando te falta el animo, en todo momento quiere decir, inclusive ahora mismo mis ojos velan amorosamente por ti. Tiernamente coloco mis manos sobre tu cabeza, suavemente mis palabras tocan a tu corazón, voy contigo a todas partes, yo estaré contigo siempre, aliviaré tu angustia y vendaré tus heridas.

Mi amor habrá de satisfacer tus deseos, elevándote y sanándote cuando te sientas abatido. Clama a mi a través de la niebla de los sentidos, mi amor fluye hacia ti en olas de fuerzas que dan vida, no impidas su fluir porque yo el Señor de toda gracia te perfeccionaré, te afirmaré, te fortaleceré y te edificaré. Yo te rescataré de tus enemigos y adversarios, yo te defenderé. Yo seré como un escudo para aquellos que ponen su confianza en mi. Antes de que enfrentes problema alguno, verás el resplandor de mi luz porque yo no solamente camino contigo sino que preparo el camino delante de ti

Mi palabra es como lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino. En ocasiones quizás tengas que esperar, quizás hay algo en ti en lo que tengo que trabajar un poco, pero si puedes estar seguro de una cosa, que yo quien he comenzado una buena obra en ti la he de terminar. Espera por mi, ten convicción, yo fortaleceré tu corazón, si, espera por mi porque yo nunca, nunca te fallaré ni te abandonaré aunque se muevan los montes y tiemblen los collados, mi misericordia no se apartará de ti.

Tu quien tienes esperanza se fuerte, confía que aquellas cosas que me has encomendado yo las puedo lograr. No es necesario que te esfuerces para llegar a mi, no hay muralla que de ti me separe. Mi vida respira a través de ti en este momento. Yo no establezco diferencia entre lo humano y lo divino. Te veo a ti como parte de mi, me veo a mi mismo en ti. Se fiel a aquel que mora dentro de tu alma.

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