31 de mayo de 2010

Tu vida en la mía


¿Qué hiciera Señor yo aquí
si no te tuviera a ti?
Mi vida, triste sería
sin tu amor y compasión
sin tu cariño y perdón
y tu eterna compañía.

¿Qué hiciera Señor yo aquí?
¿Y cómo podría vivir
sin disfrutar cada día,
la preciosa salvación
y el sublime galardón
que en mi alma tú pondrías?

Si no estuvieras aquí,
muy cerquita, junto a mí,
caminar, yo no sabría.
Sin tu sabia dirección
errante anduviera yo
por este mundo, sin guía.

¿Cómo pudiera dormir
sin mi sueño a ti rendir?
¿Cómo descansar podría
sin hablar contigo, Dios
sin implorar tu perdón,
por la noche y por el día?

Siembra pues. Señor en mí,
pasión en servirte a ti,
y que no pase ni un día
sin hablarte en oración
sin tener tu bendición;
pues eres Tú mi alegría.

Por eso, vengo ante ti,
para que quites de mí,
todo lo que estorbaría
a esa hermosa relación
y una bella comunión,
como es tu vida... en la mía.

Verso de Antonio Torres Villén

24 de mayo de 2010

Narración Personal de Jonathan Edwards


Caminé solo en los pastos de mi padre, por un lugar solitario para tener un tiempo de contemplación. Y al ir caminando allí, y mirando hacia el cielo y las nubes, me vino a la mente una dulce sensación de la gloriosa majestad y gracia de Dios que no sé cómo expresar. Me pareció ver ambas en una dulce unión; majestad y mansedumbre unidas, fue dulce y apacible, y santa también; y una inmensa dulzura, una nobleza alta, grande y santa.


El aspecto de todo quedó alterado: Parecía que había ahí una calma, una dulce mirada o apariencia de la gloria divina, sobre casi todas las cosas. La excelencia de Dios, su sabiduría, su pureza y su amor, parecían estar en todo: en el sol, la luna, y las estrellas; en las nubes y en el cielo azul, en la hierba, las flores, y los árboles, en el agua y en toda la naturaleza... que se me quedaba grabada por largo tiempo en la mente. Frecuentemente me sentaba a contemplar la luna durante largo tiempo, y en el día pasaba mucho rato mirando las nubes y el cielo, para contemplar la dulce gloria de Dios en estas cosas; mientras tanto, iba cantando en voz baja mis meditaciones del Creador y Redentor.

Fuente: Personal Narrative de Jonathan Edwards.

17 de mayo de 2010

Me basta



Sólo me basta Señor

Tu Gracia en mí derramada,

Como un perfume preciado

Que por amor tú me has dado

Y así, mi vida inundada...


... Se siente cuando yo miro

Tu gloria cada mañana,

Y en la noche cuando el Sol

Se ha puesto, sigue tu amor

Iluminando mi cama.


Me basta que tú me mires

Al levantarme en el alba,

Y que tu gloria me llene

De esa luz, que de ti viene

Y que penetra en mi alma.


Me basta la dependencia

Que de ti, tiene mi vida,

Esperando como el niño

De la madre su cariño

Hasta tu pronta venida.


Me basta con esperarte,

Y con sentir tu presencia,

Y por la noche escucharte

Y en oración a ti hablarte

Sintiendo en mí, tu paciencia.


En esta noche, y a solas,

Quiero venir ante ti,

Y mañana al despertarme

Quiero en tus ojos mirarme

Y que te fijes en mí. Amén

Verso de Antonio Torres Villén