6 de febrero de 2010

Uno con Él


¿Qué tengo que hacer para ser santo? -preguntó el joven Kumar a su Maestro -¿Debo ser bueno?. -Debes ser bueno, sí, pero ello no es todo, -respondió el Maestro.

-¿Debo ser puro?. -Sí, pero igual ello no es todo. -Tal vez lo que necesite es hacer una peregrinación a los lugares sagrados, alimentarme de frutos solamente y vivir para la oración. El maestro permaneció callado. Como llegaba la noche, prendió la lámpara de su cuarto, y una mariposa, atraída por la luz, se fundió con ella.

El Maestro al contemplarla, dijo entonces a su discípulo: -Esa mariposa no ha leído como tú grandes tratados de metafísica, ni ha buscado un Maestro a quien preguntarle cómo hacer para fundirse con su amado fuego. Tú también, como la mariposa, cuando tengas el corazón pletórico de Amor por Dios, te fundirás en la llama de su amor para ser Uno con Él, quemando de ese modo los trajes de tu ego y sus inacabables preguntas, dudas y filosofemas.

Interrogamos cuando todavía no sabemos andar el camino. Cuando ya lo conocemos se duermen nuestras divagaciones. Así también, cuando el Amor a Dios despierta en nuestros corazones, nos dedicamos simplemente a amarlo y esa es, querido Kumar, la más pura Santidad.

"Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás". Dt. 4:29

"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Dt. 6:5

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