23 de junio de 2010

La verdadera felicidad


Dios mío, tú eres mi Dios.
Con ansias te busco
desde que amanece,
como quien busca una fuente
en el más ardiente desierto.

¡Quiero verte en tu santuario,
y contemplar tu poder y tu grandeza!
Más que vivir,
prefiero que me ames.
Te alabaré con mis labios.
¡Mientras viva te alabaré!

¡Alzaré mis manos para alabarte!
¡Con mis labios te alabaré
y daré gritos de alegría!
¡Eso me dejará más satisfecho
que la comida más deliciosa!

Me acuesto y me acuerdo de ti;
durante toda la noche
estás en mi pensamiento.
¡Tú eres quien me ayuda!
¡Soy feliz bajo tu protección!
¡A ti me entrego por completo,
porque tu gran poder es mi apoyo!

Salmo 63 (Traducción en lenguaje actual)

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