14 de abril de 2009

Dios te habla… (parte 9)



Donde quiera que tu vayas yo iré, este u oste, norte o sur, arriba en el cielo o abajo en el mar. Donde quiera que tu vayas yo iré. Nunca te dejaré ni te abandonaré. Cuando vayas a través de aguas profundas y grandes tribulaciones, yo estaré contigo. Cuando pases los ríos de la dificultad no te ahogarás. Cuando camines a través del fuego de la opresión, no te quemarás, las flamas no te consumirán.

No importa el problema o la dificultad por la que estés pasando. Yo velo por ti. Yo te rescataré de tus adversarios y de tus enemigos. Yo te defenderé. Mis brazos amorosos te sostienen en todo momento. Descansa en mi, confiando en mi presencia.
Vacía tu mente de ideas terrenales y yo la llenaré con la gloria eterna. Yo habito en todo lugar, en mi casa hay muchas moradas. No te desesperes, lo que esperas puede ocurrir cuando menos te lo imagines. Mis ángeles siempre velan por ti.

Aquello que ves con desaliento puede ser el Cristo que comienza a nacer en ti. No te concentres en las cosas pasajeras, mira con firmeza hacia mi. Mi reloj y mi calendario no son en todo momento iguales a los tuyos pero yo siempre estoy a tiempo. Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tu cuerpo es mi templo. No es necesario que luches, no es necesario que busques curación. La lucha no es tuya sino mía. Y cuando lo comprendas correctamente sabrás que no es una lucha en si. Es una revelación de que tu cuerpo no está hecho con las manos sino hecho a mi imagen y semejanza.

Todo temor que tengas con relación a tu cuerpo, ahora se disuelve al reconocer que en mi no existe la edad, el tiempo, la enfermedad o la muerte. Tu eres perfecto. Eleva tus ojos a la luz y ten la seguridad que cuando aparentes estar en la tiniebla, mi luz llegará a ti como una extraordinaria llama de gloria. El crecimiento espiritual ocurre en la tiniebla. En lugar de preguntarte cuando voy a salir de esta oscuridad, pregúntate que debo aprender de esta tiniebla.

En la noche te acercas a mi en una forma especial. Yo te daré los tesoros de la oscuridad. Las riquezas de los lugares secretos para que sepas que yo soy el Dios de todos que te llama por tu nombre. He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a el y cenaré con el y el conmigo. No resistas, abre tu corazón, recuerda que yo fluyo a través de todo. Hasta la más pequeña abertura me dejará entrar y desde ese momento que abres tu corazón a mi, yo entro y asumo el control y las cargas en tu vida desaparecen. Porque en mi eres libre, libre de toda atadura, de toda carga, de toda restricción.

1 comentario:

Ana María Fabio / Araunapeka dijo...

Hola, cómo has estado? Vine a visitarte, y a desearte un feliz fin de semana. Dios te bendiga mucho y estos temas que has tratado son tremendamente edificantes. Si, somos libres en Cristo Jesús, y eso es grandioso.
Un abrazo enorme para ti. Te quiero mucho.