Tenemos que disciplinarnos para “pensar acerca de lo que estamos pensando”. Esto requiere de ejercicio y practica. El arma principal que usamos para la guerra es la palabra de Dios aplicada en varias maneras: predicada, enseñada, cantada, confesada, meditada, escrita, y leída. La Palabra de Dios tiene un efecto purificador en nuestras mentes en todas las formas en que la usamos. Antes tenia una mente negativa, vagando y cuestionando. Ahora, después de muchos años de poner en practica la Palabra, y con la ayuda del Espíritu Santo puedo decir con confianza “Tengo la mente de Cristo" (1 Corintios 2.16).
Tu puedes ganar la batalla en tu mente, cada fortaleza puede ser destruida y cada decepción puede ser revelada. No aceptes menos que la libertad total!
Ora así:
“Gracias, Señor, por tu Palabra que renueva mi mente y me libera! Tengo la mente de Cristo! En el nombre de Jesús, Amen!”
Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. (2 Corintios 10:5).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario