31 de octubre de 2009

Amo a Dios



Amo a Dios y le siento
en los pequeños milagros de cada hora:
en el fuego de la poesía,
en el dorado vuelo de la danza,
en los latidos blancos de la música...

Amo a Dios y ausculto latidos
de su Pecho en el flujo y reflujo
del mar sobre la playa, en la dulce marea
de luz de las vidrieras,
en el duro chasquido del relámpago,
en las calientes nanas de la lluvia...

Amo a Dios porque, a la luz del Crucificado,
voy descifrando rutas, atajos de salvación
por las oscuras sendas del sufrimiento...

Amo a Dios y reconozco su Voz,
su Presencia por los íntimos claustros
del corazón...

Amo a Dios porque si no es de Dios
¿de dónde me nace la dulcísima
primavera de amor que estalla hoy
por los jardines de mi vida?...

Amo a Dios y creo en Jesús resucitado,
de brazos abiertos, corazón en ascua
y alas de Dios…

Amo a Dios y lo descubro
en la mirada azul del niño,
ventana pura por donde
se asoma el Padre de la Vida
y contempla con ternura su creación…

Poema de Nicolás de la Carrera

En su presencia hay plenitud de gozo



Hay muchos beneficios maravillosos en el simple hecho de pasar tiempo con Dios. La presencia de Dios todo el tiempo está con nosotros, pero no la reconocemos siempre, y a veces no tomamos el tiempo para estar conscientes de ella.

Parece que hay una gran falta de contentamiento, no solamente en el mundo secular, sino también en el pueblo de Dios. Muchas personas pasan su vida, tratando de conseguir cosas, cuando no hay nada que nos mantenga satisfechos excepto Dios mismo.

Cuando alguien no está satisfecho interiormente, casi siempre busca algo exterior para satisfacer su hambre. Termina en una búsqueda inútil que no puede llenar el vacío que tiene por dentro.

Hemos escuchado decir que muchas personas pasan su vida en la escalera del éxito, para encontrar cuando llegan, que la escalera descansaba sobre el edificio equivocado!

Cuando mantenemos las prioridades correctas, descubrimos que todo lo que necesitamos en la vida se encuentra en el Señor.

Empéñate en vivir en su presencia. En Él se encuentran el camino de la vida, la plenitud del gozo y la felicidad eterna. “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” Salmo 16:11

Ora así: “Señor, te busco porque sé que todo lo que necesito –sanidad, fuerza, consuelo–, se encuentra en tu presencia. En el nombre de Jesús, ¡amén!”

Fuente: Joyce Meyer

27 de octubre de 2009

Como los niños



Viene bien ser un niñito. Es más, el mismo Jesús dijo: "Dejad a los niños venir a Mí, porque de los tales es el reino de Dios." (Mar.10:14) Tenemos que ser como niños pequeños: cariñosos, tiernos y de fe sencilla. ¡Creer y aceptar con fe infantil todo lo que el Señor tiene para nosotros! ¡Los niños son un ejemplo de los ciudadanos del Cielo! ¡Son como angelitos venidos del cielo! Sus vivencias del Cielo están aún tan frescas que comprenden bien y no sienten el menor temor ante las cosas del Señor y del Espíritu, ni aun ante las experiencias espirituales. A los niños les es dado que sean ricos en fe. Para ellos la fe es algo natural. Hace tan poco tiempo que han dejado los lugares celestiales que tienen fe para creer todo lo que Dios dice, y para ellos nada es imposible! El problema con la mayoría de los adultos es que saben demasiado. La educación les ha arrancado su fe infantil. Pero hay muchos que tienen la fe y la confianza de un niño y que a diario llevan a cabo cosas que según los incrédulos intelectuales son imposibles. Por eso, sé como un niñito, y vivirás las cosas más maravillosas!
Fuente: www.lafamilia.org

9 de octubre de 2009

La Presencia del Espiritu de Dios



Anhelemos y busquemos la Presencia del Señor. El primer mandamiento es “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Dt. 6:5). Esto es lo que el Señor quiere, tener una relación con nosotros, que estemos en comunión con Él, que le adoremos con todo nuestro ser. Mas tiempo de intimidad con El, en su amor, en adoración, en gratitud. Enamorarnos de El y ser guiados directamente por nuestro Creador.

Si anhelamos buscar constantemente su presencia, El se dejará encontrar como lo dice esta promesa: “El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará” (2 Cron. 15:2).

A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Pr. 8:17


Y
esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. Rom. 5:5


Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 1 Juan 4:15-16